lunes, 2 de abril de 2012

Magia

El otro día fui a ver La invención de Hugo. Para los que anden un poco despistados, es la última película de Martin Scorsese, ambientada en el París de 1931 y con un pequeño niño huérfano por protagonista.

Si hay algo que me encanta es salir del cine con la sensación de haber acertado en la elección de la peli. Y esto es lo que ocurrió. Llena de magia y personajes pintorescos, La invención de Hugo es un viaje por el mundo del ilusionismo, de la fantasía... y cargado de realidad.

Tras quedarse sin familia, Hugo sobrevive como puede trabajando en la estación de tren. Su única ilusión es reparar un viejo robot que encontró su padre poco antes de morir... Una tarea nada fácil, ya que a conseguir las extrañas piezas para dicho propósito... se suma el no poder ser visto por el guardia de la estación, que amenaza continuamente con mandarlo al orfanato.

Pero todo comienza a cambiar cuando conoce a una aventurera niña que adora leer... casi tanto como a su "papá George". ¿Tendrán ellos la clave del misterio?

Es una grata sorpresa descubrir por qué La invención de Hugo competía con The Artist y que, al igual que ésta, nos regala personajes inolvidables, una bonita historia y un gran homenaje al séptimo arte.

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