martes, 3 de julio de 2012

Entierro

Guardaba un pequeño objeto en la mano derecha. Más bien, lo escondía de sus vigilantes. Caminando a paso rápido, se alejó de las miradas que lo acechaban y, cuando estuvo fuera de su alcance, lo enterró. Un pequeño montón bajo sus pies descalzos... lo suficientemente plano como para pasar desapercibido. Mirándolo, se dió cuenta de que había hecho mal. Quería sacarlo de allí. Aunque las miradas no habían cesado, acabó dándole igual. Se agachó de nuevo y revolvió la tierra una y otra vez, buscándolo con ansiedad. El mayor vigilante, un hombre fuerte y alto, había llegado a su lado y le miraba con preocupación. Finalmente, ambos se sonrieron. El niño sacó la pelota y corrió detrás de su padre, que ya se alejaba hacia la orilla con las dos palas en la mano.

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