sábado, 31 de julio de 2010

Viajo para volver

Quizás nos olvidemos de la torre de San Nicolás, con sus cientos de años de historia, o del Reichstag, símbolo de modernidad. O de otros tantos "lugares imprescindibles para el visitante", que suelen ser tan numerosos como imposibles de memorizar. Sobre todo cuando se decide hacer un viaje por cuatro capitales europeas y otras tantas ciudades interesantes en menos de quince días.

Pero, seguro, recordaremos a P presentándonos como unas gatas en celo a sus guías berlinenses o a L de color azul grisáceo en los medios de transporte, centrándose en un "punto fijo" para no tener que usar la bolsa por 18ª vez. También a A transformando una habitación de hostal en un cuarto desordenado perfectamente en cero coma o a T emocionada por fotografiarse con un burro, un perro, un gato y un gallo... como si no hubiera salido de la infancia jamás.

Una mochila. De ataque. 33l. o 40. (Cuánto estamos aprendiendo). No será la misma, la mochila que traigamos llena de mierda, que la que tendremos dentro de unos años. Con todo esto. Con los momentos compartidos, que siempre son mejores.


Con los pequeños (y grandes) recuerdos que nos obligarán a sonreír.


2 comentarios:

  1. Qué razón tienes...

    Después de tantos años planeando este viaje, todavía no me creo que en unas pocas horas estemos ya perdidas en alguna parte de centro Europa.

    Quien sabe las aventuras y contratiempos que nos esperan, lo único que sabemos es que este será el primero de una larga lista de viajes juntas!!

    Litte L

    ResponderEliminar